La Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) y la Asociación Española de Enfermería
de Salud Mental (AEESME), ante las últimas decisiones adoptadas en la Comunidad de Madrid,
manifiestan:
Al margen de cualquier otra valoración en torno a la gestión global de la pandemia que
el Gobierno de la Comunidad de Madrid está llevando a cabo, las últimas decisiones adoptadas
suponen, no tan solo, un claro despropósito sino una merma muy importante en la calidad de la
atención sanitaria de la ciudadanía.
La autorización para realizar test rápidos de antígenos en Farmacias y Clínicas
Odontológicas y la nefasta gestión de la campaña de vacunación de la COVID 19, desde que se
iniciara la misma el pasado día 28 de diciembre, son un claro exponente de la deriva actual.
Los discursos que los responsables de la sanidad madrileña, con la Sra. Ayuso a la
cabeza, realizan diariamente en torno a la grandeza, oportunidad, idoneidad, calidad y
singularidad que sus decisiones tienen de cara a responder a los retos que plantea la pandemia,
recuerdan los mensajes de indestructibilidad que, en torno al Titanic, se realizaron en el momento
de su primer, único e inconcluso viaje del famoso trasatlántico. El final del mismo ya es conocido
por todos.
Tan solo nos cabe esperar que el hundimiento de la sanidad madrileña no se produzca.
En cualquier caso, de no hacerlo no será gracias a quienes tienen las riendas de su gestión,
planificación y desarrollo, sino de las/os miles de profesionales sanitarias/os que diariamente
tienen que soportar la mediocridad, los caprichos, las ocurrencias y los despropósitos de las/os
primeras/os, en contra de las más elementales evidencias científicas, de la coherencia y del
sentido común.
La autorización para que farmacias y clínicas odontológicas realicen masivas pruebas
rápidas de antígenos es una clara y patética muestra de la capacidad de quienes tienen en sus
manos la gestión de la sanidad madrileña.
Actualmente existen alternativas más seguras, garantistas y públicas que las que se
pretenden, aunque se presenten como altruistas, por tener un claro trasfondo mercantilista que
debe evitarse tal y como se plantea. Las urgencias y los oportunismos no son buenos consejeros
en la toma de decisiones y pueden crear, además, un claro precedente para futuras
intervenciones, como claramente se está demostrando.
La contratación con dinero público (más de medio millón de euros) de un servicio que
debía estar prestando la sanidad pública, a través de su red de atención primaria, para llevar a
cabo la vacunación que, a día de hoy, tan solo ha sido administrada en un 6% del total de dosis
recibidas en comparación con Galicia en un 50% o Asturias en un 80%, es tan solo la punta del
iceberg contra el que, de no variar el rumbo, el sistema sanitario público madrileño se estrellará.
Hoy, sin ir más lejos, el consejero de sanidad ya anunciaba que recurrirán a recursos privados
de ser necesario, lo que no deja de ser un anuncio velado, aunque claro, de las intenciones que
tienen para externalizar y privatizar servicios esenciales de la sanidad pública sin que se tengan
en cuenta las mínimas garantías de equidad, pertinencia, precaución, evaluación, transparencia,
integralidad y seguridad.
La falta absoluta de planificación no puede quedar ahora enmascarada o justificada,
como pretenden, con argumentos tan peregrinos como las vacaciones de navidad, que hay que
recordar son las mismas en todo el territorio nacional o el intentar trasladar la responsabilidad de
la campaña al gobierno de la nación, cuando han estado reclamando desde el inicio de la
pandemia su capacidad de decisiones autónomas. Los constantes vaivenes, contradicciones,
victimismo y la permanente confrontación política como exclusiva respuesta a la pandemia,
suponen un claro riesgo para la salud de las personas, las familias y la Comunidad de Madrid.
La prepotencia y el desprecio absoluto a las recomendaciones, evidencias científicas,
planteamientos rigurosos, alternativas seguras… que, desde las Sociedades Científicas, entre
otras, se están trasladando, ponen de manifiesto la clara intencionalidad del gobierno madrileño
que antepone sus intereses partidistas, ideológicos y personalistas a la salud de las/os
madrileñas/os.
Seguir por este rumbo conduce a la nave madrileña a un choque inevitable de
consecuencias imprevisibles. Más teniendo en cuenta que producido el impacto, como ya
sucediera con el Titanic, quienes más tienen que perder son los que “viajan” en clases más
pobres o desfavorecidas, al no existir las suficientes medidas de salvamento para todos.
La única, aunque insuficiente, esperanza está en las/os profesionales. Pero la utilización
interesada, la manipulación, el desprecio, la desconsideración… que hacia las/os mismas/os
están teniendo las/os decisoras/es y gestoras/es, hace que además del cansancio de una
situación tan estresante, el hartazón se incorpore como elemento importante de desmotivación,
desmoralización y sufrimiento. Seguir exigiendo respuestas eficaces y eficientes a quienes se
ignora y maltrata sistemáticamente es un claro ejemplo de desprecio institucional que repercute
en la salud física y mental de dichos profesionales y de quienes tienen que curar y cuidar.
Falta saber si alguien estará dispuesto a dar un golpe de timón tan necesario como vital.
Manifiesto de la AEESME y AEC sobre la situación de la vacunación COVID en la Comunidad de Madrid