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Las enfermeras instan a mejorar la comunicación entre los profesionales y los pacientes con VIH para detectar a tiempo problemas de salud mental, la gran pandemia del futuro   

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  • Conocer la percepción que tienen los pacientes con respecto a la atención que reciben por parte de los profesionales sanitarios es fundamental para mejorar su calidad de vida y poder ofrecer unos cuidados de calidad.
  • Así se ha puesto de manifiesto en el webinar «VIH: claves para abordar la comorbilidad desde la consulta enfermera», organizado por ISFOS, el Instituto Superior de Formación Sanitaria del Consejo General de Enfermería (CGE), en colaboración con Gilead.
  • “Muchas veces tienen preocupaciones, miedos o dudas que no saben resolver y nosotros tenemos que convertirnos en su profesional de referencia. Debemos ser referentes para educar y concienciar sobre la importancia de la adherencia al tratamiento, así como resolver todas las dudas que surjan a partir del diagnóstico”, afirma Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE y directora de ISFOS.

Madrid, 15 de noviembre de 2022.- Conocer la percepción que tienen los pacientes con respecto a la atención que reciben por parte de los profesionales sanitarios es fundamental para mejorar su calidad de vida y poder ofrecer unos cuidados de calidad. En el caso de las personas con VIH este entendimiento entre profesional y paciente cobra todavía mayor importancia porque ayuda a descubrir posibles problemas infradiagnosticados como, por ejemplo, en el ámbito de la salud mental. Así se ha puesto de manifiesto en el webinar “VIH: claves para abordar la comorbilidad desde la consulta enfermera”, organizado por ISFOS, el Instituto Superior de Formación Sanitaria del Consejo General de Enfermería, en colaboración con Gilead.

Durante la jornada, a la que se inscribieron más de 1.000 personas, ponentes expertos en la materia han resaltado la necesidad de potenciar la comunicación paciente-profesional sanitario para avanzar en un diagnóstico temprano de otras patologías y evitar complicaciones en el futuro. “Nosotras, las enfermeras y enfermeros, tenemos un papel clave en la atención personalizada de las personas con VIH. Muchas veces tienen preocupaciones, miedos o dudas que no saben resolver y nosotros tenemos que convertirnos en su profesional de referencia. Debemos ser referentes para educar y concienciar sobre la importancia de la adherencia al tratamiento, así como resolver todas las dudas que surjan a partir del diagnóstico”, afirma Pilar Fernández, vicepresidenta del CGE y directora de ISFOS.

Relación más abierta

En este sentido, se ha puesto de manifiesto que una comunicación fluida con el paciente permite una relación más abierta entre ambas partes y favorece una posible detección e identificación temprana de síntomas e inquietudes de los afectados y afectadas.

“Hemos realizado varios estudios en los que hemos podido observar que hay una diferencia entre los que perciben unos y lo que perciben los otros. Por ejemplo, hay síntomas muy prevalentes entre las personas con VIH como los nervios, tristeza, fatiga o dificultad para dormir, que no se les da tanta importancia en las consultas y se tienen infraestimados, y otros, como el asesoramiento en el uso de drogas o en el tabaco, que los sanitarios consideran más importantes de lo que realmente ven los pacientes”, explica María José Fuster, directora ejecutiva de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida) y profesora de la Facultad de Psicología de la UNED.

Necesidades

Por su parte, el enfermero Jordi Puig, coordinador de ensayos clínicos de la Fundación Lucha contra las Infecciones, del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona), subraya la importancia de captar información y sensaciones del paciente “para ver cómo priorizar las necesidades que tiene y evitar que queden olvidadas”. “En el caso del VIH, nos hemos centrado siempre mucho en los valores de la carga viral, CD4 y quizás en el colesterol o el azúcar, pero hay otros temas que no hemos tenido casi en cuenta. Por ejemplo, pocas veces se pregunta al paciente si duerme bien. Hay gente que está tomando mucha medicación para dormir porque tienen insomnio y podría ser porque tienen algún problema psicológico, por la edad o, incluso porque la medicación del VIH puede producir insomnio”, comenta el enfermero.

Las enfermeras, como profesionales más cercanos al paciente, son imprescindibles para detectar estos casos y poner solución cuanto antes. “Las enfermeras son las que más pueden detectar todos estos problemas y necesidades para canalizarlo. Hay muchos hospitales donde el rol de enfermería está más bien establecido, pero en otros ni siquiera tienen enfermería o podrían utilizarla más. Es importante utilizar cuestionarios para poder medir las percepciones y la experiencia de los pacientes en las consultas”, asevera Fuster.

En definitiva, ella apuesta por escenarios en los que trabajen equipos multidisciplinares y se conviertan en modelos de atención de las personas con VIH. “Tenemos que ir encaminados a un modelo de cronicidad donde hay un equipo que esté preparado para atender y tener interacción con estos pacientes”, puntualiza.

Gran reto

La salud mental es el gran reto del sistema sanitario en la actualidad. Relegada a un segundo plano durante años, se ha revelado como “la gran pandemia del futuro”. “Ya no sólo en pacientes con VIH, sino en general. Nos enfrentamos a un problema y hay que ver cómo cubrir esas necesidades de salud mental por parte de la población. Nosotros aquí muchas veces somos esa primera toma de contacto o esa persona con la que tienes confianza para explicarle las cosas. Debemos jugar ese papel de recoger información para poder transmitirla y que pueda llegar a tratarse”, afirma Puig.

En esta misma línea se expresa Fuster, ya que considera que “la salud mental es el reto más importante entre las personas con VIH”. “Los mismos profesionales sanitarios insisten en que hay un problema de diagnóstico y queda mucho por hacer. Muchas veces los pacientes no comparten sus sensaciones porque es difícil representar mentalmente lo que a uno le pasa para comunicarlo o porque piensan que el profesional sanitario no le puede ayudar. También hemos detectado que, en otras ocasiones, se evita hablar del tema en las consultas”, asevera.

Con el objetivo de mejorar esta comunicación y conocer más sobre los pacientes, Puig explica que desde su hospital se creó una aplicación para ayudarles en todo lo que necesitasen. “Trabajamos con una dietista, una enfermera, un médico, un informático y tres pacientes. La idea era mejorar la comunicación entre el centro y el paciente con VIH. También se utiliza si una persona quiere recordatorios de la medicación para llevar una adecuada adherencia al tratamiento, se dio la opción de pedir la medicación a domicilio a través de la app, y se utilizaba para dar consejos a nivel general, del VIH y de otras patologías más frecuentes”, destaca.

Para él, la comunicación ya no tiene que ser sólo paciente-enfermera, sino que tienen que entrar otros factores en el circuito. “Es importante estar en contacto con Atención Primaria, con asociaciones de pacientes… El VIH se puede tratar globalmente y hay problemas que realmente quien te puede ayudar es una persona que haya pasado por tu misma situación”, concluye Puig.

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